COMENTARIO Nº 4

16 enero 2010

DESPENALIZAR EL TRÁFICO DE DROGAS, ¿UNA SOLUCIÓN EFICAZ?

Actualmente uno de los problemas que más afecta a nuestra sociedad es el que se genera a causa del tráfico y consumo de estupefacientes. Este problema no sólo afecta a los adictos a las drogas, quienes son esclavos y víctimas de las substancias que consumen, sino que también se traduce en otros malestares que afectan a todo el conjunto de la sociedad: delincuencia, prostitución, mafias.

Ante este problema han surgido diversas posturas acerca de las drogas en el marco de la legalidad: por un lado, los que defienden la legalización de las drogas blandas (es decir, aquellas que son consideradas como menos peligrosas al crear menor dependencia); por otro, los que extienden esta legalización a todo tipo de drogas; y por último, los que están en contra de cualquier tipo de despenalización en la venta y consumo de estas substancias.

A través de estas posturas se intentan buscar caminos para luchar contra la problemática que genera el uso y abuso de las drogas. Sin embargo, la actitud de la despenalización (tanto total como parcial) de las drogas, lejos de solucionar el principal problema: que la gente deje de consumir de forma abusiva estas sustancias, y la reinserción de los toxicómanos; no haría sino desbordar por completo el consumo de estupefacientes, extendiendo su acceso, su consumo y las consecuencias de este a todos los ámbitos de la sociedad. Liberalizando la venta de drogas sólo se conseguiría una mayor expansión y consumo de éstas, ya que cuanto más fácil es conseguir una sustancia más se consume y más se tiende a abusar de ella; por tanto, la legalización contribuiría a un aumento de toxicómanos, o lo que es lo mismo: un aumento de enfermos. Por otra parte, la legalización únicamente de las drogas blandas sólo provocaría una contribución al fomento de las drogas en general, lo cual acabaría promoviendo también el consumo de las drogas consideradas como duras (ya que no hemos de olvidar que la inmensa mayoría de los adictos a las drogas duras empezaron su adicción consumiendo drogas blandas). La legalización, al contrario de lo que manifiestan sus partidarios, lejos de causar la desaparición de las mafias que trafican con estas substancias, acabaría fortaleciendo su lugar en el mercado de la oferta y la demanda; ya que éstas continuarían operando, pero desde el marco de la legalidad, y los beneficios conseguidos por parte de éstas serían destinados a la inversión en otras formas de mercado negro: tráfico de armas, redes de prostitución… Tampoco a través de la despenalización se iba a contribuir a una mejora en la salud  -como sostienen sus defensores, afirmando que una mejora de la calidad de las drogas evitaría las muertes provocadas por la droga adulterada-  sino a la inversa, ya que estas substancias por sí mismas son altamente nocivas para el organismo, y con esta medida no se iba a evitar el principal problema de las drogas: su consumo.

Por tanto, los  que están a favor de la legalización de la venta de drogas, lo que  pretenden a través de esta descabellada medida es desentenderse de un problema que nos afecta en gran medida. Pero no son conscientes de que esta pauta provocaría  -del mismo modo que hoy en día ocurre con el tabaco y con el alcohol-  que muchas personas “olviden” o no quieran reconocer los daños que estas substancias provocan, tanto para su organismo, como para la sociedad que los rodea.

En definitiva: la droga es fundamentalmente un problema de salud; y en una sociedad, ante todo, se ha de velar por la salud de los individuos que la integran. Por ello la despenalización, total o parcial, de la venta de estupefacientes no es un medio eficaz para poner fin a este problema. Para luchar contra él hemos de buscar soluciones que se alejen de la desmesurada idea que supone la legalización; soluciones como: dar más información acerca de los perjuicios de la droga entre el grupo de población que más las consumen (los jóvenes), organizar más programas preventivos, crear nuevos centros de desintoxicación y rehabilitación de toxicómanos, y reforzar las instituciones que luchan contra el narcotráfico.

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